viernes, 28 de octubre de 2011

También en la radio

Mi primer día en UNIRADIO Jaén. Se trata de un espacio radiofónico en la Universidad de Jaén. Un programa de economía, de empresas, de emprendimiento, de estrategia, que hemos ideado tres personas: un profesor de la UJA (Manuel Aranda), un alumno de LADE (Juan Antonio Parrilla) y yo.

El programa se llama The Cube (El cubo). Este extracto que he incrustado en este post corresponde a la presentación que el primer día de emisión, el pasado 24 de octubre, cada uno de nosotros hicimos de nuestras trayectorias. El programa es cada lunes, de 12 a 1 de la tarde, y se puede seguir en directo, para quien tenga paciencia, a través de la web (http://uniradio.ujaen.es/).


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domingo, 23 de octubre de 2011

¿Quién habla por los excluidos?

Se está desvaneciendo, a golpe de privatización, el modelo social que aportan las cajas de ahorro. Las autoridades públicas quieren convertir a las cajas, con la entrada de capital privado, en entidades donde se maximice el beneficio, y donde exista un reparto de dividendos que compense la inversión y su riesgo. Pero en el modelo de cajas existe un beneficio que también se reparte, no en función de lo que se aporta, sino precisamente, de lo que se necesita. Es el dividendo social, ese que configura la Obra Social, y que supone cerca de un cuarto de los resultados de las cajas. Los bancos aluden a que la competencia de las cajas ha supuesto la bajada de precios, y un menor margen de beneficios para el sistema. Sin embargo, la existencia de las cajas ha promovido el ahorro de precios, créditos blandos para pymes, la asunción de cargas financieras en los planes de vivienda y menores costes en los productos ofertados. En definitiva, la reducción de la exclusión financiera. Porque las cajas se encuentran en nuestros barrios más desfavorecidos, y menos rentables. Porque acogen a la población que no tienen internet. A cerca de millón y medio en pueblos de menos de 1.000 habitantes. A los proyectos del Tercer Sector que tratan de mejorar la vida y la autonomía de las personas más vulnerables. Precisamente, los agentes y dinamizadores sociales no están abriendo ningún debate sobre el papel de las cajas, cuando son los grandes perjudicados. Los políticos de todos los bandos mantienen el mensaje de que “la protección social no se toca”. Me temo que sí, y que seremos todos quienes paguemos por este silencio.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Estados Unidos de Europa

El todavía presidente del Banco Central Europeo (BCE), al que le quedan dos telediarios para acabar su mandato, alerta que la crisis financiera es sistémica, es decir, que se está inoculando en el ADN de Europa. Y lo dice ahora, cuando llevamos cerca de dos años con el problema griego, sin que los estados europeos de la eurozona se pongan de acuerdo. O mejor dicho, sin que los que mandan, Francia y Alemania, sean capaces de arbitrar los mecanismos necesarios para enchufar recursos. Más bien lo que quieren es detraerlos, exigir que las economías aprieten su cinturón presupuestario de tal manera que queden vencidas y a merced de los designios del eje franco-alemán. Sin políticas monetarias y cambiarias autónomas, ya solo queda apelar a los mecanismos fiscales de los que emana el diseño de la política presupuestaria. Y ya hay voces que propugnan una política fiscal europea, lo que implica que los presupuestos de los estados estarán visados y aprobados por la Comisión Europea (el parlamento de la zona, ni pincha ni corta). España, como miembro de la eurozona, ha entrado en la crisis como país autónomo y saldrá, como el resto de estados, como territorio federado. La federación de países europeos, la Unión de Estados de Europa, será el final de este túnel. Y volveremos a votar una constitución europea (que alguien recuerde el coste en millones de euros que supuso para España esa consulta que hoy es papel mojado y olvidado), pero esta vez sumisos y sin condiciones. La constitución será lo social, flexible, garantista y equilibradora que decidan los países líderes, que habrán cambiado las estructuras productivas del resto de países para seguir comercializando sus productos y servicios, generando un valor añadido que se quede en sus territorios. Con razón Reino Unido celebra con tanto estruendo su decisión de haberse mantenido al margen del euro. Y con lógica su euroescepticismo pesará sobre las economías que se estaban pensando entrar en el euro. Eso sí, a Grecia, a darle largas, a dejar que caiga, empobrecerla y dejarla al pairo de las economías más fuertes para convertirla en un granero. Pero a los bancos, a inyectarles más recursos provenientes de nuestros impuestos, a recapitalizarlos. Y con palabras de Trichet, el todavía presidente del BCE, “Los Gobiernos y las autoridades nacionales (…) tienen que estar a la altura de la situación y actuar con rapidez”. ¿Y quién está a la altura de los ciudadanos, verdaderos pagadores de tantas ineficiencias?

domingo, 9 de octubre de 2011

200 desahucios al día

Esa es la cifra aproximada de familias que abandonan sus casas al día con motivo de la ejecución de su hipoteca. Me pregunto cuántas historias de desarraigo, exclusión social y financiera, rupturas familiares y desencanto se encuentran detrás de cada auto. Estoy seguro que muchas de estas historias no hubiesen ocurrido si existiera una normativa sobre crédito responsable, que dirigiera también la culpa hacia la entidad financiera que no quiso actuar de manera diligente con una política de riesgos coherente. Estoy seguro que muchas de estas historias no hubiesen ocurrido si estuviera legislada la información que obligatoriamente tiene que recibir y entender una familia, desde el banco al notario, pasando por las gestorías, empresas tasadoras, registros de la propiedad, etc., evitando la asimetría informativa que se encuentran las familias, sobre todo las más humildes, las que menos acceso tienen a cómo funcionan los procesos financieros. Estoy seguro que muchas de estas historias no hubiesen ocurrido si existiera una Oficina de Atención al cliente de las entidades financieras, que permitiera formar, comprobar y analizar las propuestas que recibe una familia en materia financiera, que sea pagada por los bancos, al estilo del fondo de garantía de depósitos, porque no se puede dejar de la mano del libre mercado una información que hipoteca, nunca mejor dicho, una vida durante tantos años. Estoy seguro que muchas de estas historias no hubiesen ocurrido si existiera la dación en pago, como en EEUU: entrego la vivienda y saldo la deuda, que para eso fue tasada y era la que garantizaba el nominal del préstamo. Dicen que subiría el coste de las hipotecas: pues a lo mejor hay que bajar el precio de los seguros, comisiones, tasaciones, diferenciales, y demás conceptos que engordan el margen de intermediación de las entidades. La prueba ya la tenemos: con la concentración del sistema financiero, vía eliminación de las Cajas, ya están empezando a subir desmesuradamente las comisiones, y todos a la vez, como en los mercados oligopolísticos. Estoy seguro que muchas de estas historias no hubiesen ocurrido si hubiese una normativa tan intervencionista como la referente a la del tabaco, donde nos previnieran de posibles escenarios en caso de impago, nos simularan la situación de nuestras finanzas en caso de desempleo, o nos mostraran instantáneas de familias en exclusión social. La información que necesita una familia para decidir no se la proporciona el banco, ni la modula el notario, ni la encuentra accesible. 200 desahucios al día, son muchas historias para un mismo día. Y es mucho lo que se ha dejado de hacer a lo largo de tantos años.

martes, 4 de octubre de 2011

La prima de riesgo

La prima de riesgo representa la solvencia que el prestamista otorga al deudor, de manera que será mayor cuando mayor sea el riesgo. Cuando es un país el que pide prestado, esa prima de riesgo la definen los inversores mediante el precio al que están dispuestos a arriesgar sus aportaciones. Y para poner un precio, los inversores se fijan en el endeudamiento del país, mirando no tanto el importe de la deuda pública, sino la totalidad de la deuda externa, poniendo el foco en la deuda privada. España, respecto a Europa, tiene uno de los niveles más bajos sobre el PIB en deuda pública, pero muy por encima en deuda privada. ¿Y de quién es esa deuda privada? De nuestro sistema financiero, que para dar créditos sin fronteras y así aumentar su margen financiero, tuvo que endeudarse exponencialmente. Por eso, es por lo que la banca pide al Gobierno medidas drásticas de austeridad que, ganando la confianza de los inversores, permitan reducir la prima de riesgo que sus prestamistas le están pidiendo para renovar los vencimientos de su ingente deuda. Y todo ello a costa de los ciudadanos que, si no lo impedimos, vamos a un escenario permanente de aumento de presión fiscal y disminución de servicios, con el objetivo de ganar esa confianza que permita una financiación más barata a los bancos. ¿Y se trasladaría ese abaratamiento al ciudadano y a las pymes? No. Porque la concentración que está habiendo en el sistema financiero a base de reducir la competencia, véanse las cajas de ahorro, supondrá una reducción de opciones y una imposición de precios. ¿Y las conquistas sociales? ¿Nos vamos enterando de qué va esto?

Publicado en Diario Jaén (4/10/11)